Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo. Uruguay
Es legítimo que los palestinos digan “no alcanza” , en relación al discurso pronunciado por el Primer Ministro de Israel Benjamin Netanyahu el domingo último. Por ahora no congela construcción en asentamientos, rechaza la exigencia palestina de dividir Jerusalem y está lejos de coincidir con todas las posturas del lado palestino. Nadie esperaba que salgan a aplaudirlo Por más dramático que sea el hecho que Netanyahu, por primera vez en su vida, aceptó públicamente la idea del estado palestino independiente-aunque con condiciones-, era lógico que los palestinos tengan sus reservas.
Pero su respuesta se excedió de esa lógica. Fue una muestra de gran irresponsabilidad, por su contenido, por su forma, por lo casi automático y negativo.
Minutos después de finalizar el discurso, el jefe negociador palestino Saeb Erekat exhortó a los países árabes a “suspender la iniciativa de paz árabe” y aclaró que “en mil años Netanyahu no encontrará un palestino que esté dispuesto a negociar con él en esos términos”. Diversos portavoces palestinos y asesores del Presidente Mahmud Abbas, llamaron a la comunidad internacional a boycotear a Netanyahu por ”sabotear” el proceso de paz y algunos hasta advirtieron que “esto puede llevar a nuevos estallidos de violencia y una nueva intifada”. Y el propio Abbas dijo que “prefiere esperar años”, antes que aceptar la fórmula de Netanyahu.
Quizás en un primer momento, uno no se sorprenda al toparse con esta sarta de enojos incontrolables. Es tal la dinámica en el conflicto entre Israel y los palestinos, que uno ya casi espera automáticamente desencuentros y críticas. Pero cuando uno se detiene a pensar un poco, resulta bastante increíble que el tono de los palestinos haya sido éste.
Es que, recordemos: Netanyahu puso condiciones, dejó en claro su negativa en varios puntos claves para los palestinos, pero habló por primera vez en su vida en favor de un estado palestino, algo nada sencillo para un líder educado siempre en una línea nacionalista, como él. Además, abrió ampliamente la puerta a la reanudación de las negociaciones de paz, habló de dos pueblos que vivan uno junto al otro en buena vecindad y aclaró que no desea controlar a los palestinos ,
Claro está que eso no resuelve los problemas .Y que con sus declaraciones no bastará. Pero llamar a todo eso “sabotaje” del proceso de paz y reaccionar con la ira que caracterizó los comentarios palestinos, oculta algo preocupante...Esa no es una reacción lógica, meditada y responsable del liderazgo de un pueblo que está sufriendo.
¿No será que el pueblo sufre pero el liderazgo no está realmente buscando una respuesta a sus penurias sino siguiendo una agenda extraña, que no los llevará nunca a una solución real?
Con su reacción, los palestinos dieron argumentos a aquellos israelíes que quieren hacérsela difícil a Netanyahu, los que no quieren ninguna concesión ni un estado palestino. Dieron elementos a los que alegan que “no hay con quién hablar”.
La reacción del liderazgo palestino al discurso del premier israelí, no era propia de quienes están ansiosos de hallar una solución a su problema nacional. Y nos hace pensar que además del enfoque básico de fondo, que al parecer no ha cambiado, del “todo o nada”, quizás el problema radique en el ambiente actual.
Tras el discurso del Presidente de Estados Unidos Barack Obama y su tono conciliador con el mundo árabe e islámico, al parecer los palestinos sienten que lo único que deben hacer es sentarse a esperar que Washington presione a Israel. Probablemente interpretaron el nuevo enfoque de la administración norteamericana como una señal de que se exigirá a Israel ceder ante todas las exigencias palestinas. Son conscientes de la tendencia existente en la arena internacional a calificar a Netanyahu de “duro” e “intransigente”..y si ahora se agrega Estados Unidos expresando abiertas discrepancias ¿pues para qué tratar de negociar seriamente?
Solamente si se sienten en situación preferencial, se puede entender claramente el tono con el que una de las figuras más conocidas de la OLP . Yasser Abed Rabo, reaccionó al discurso del premier israelí: lo calificó de “embustero y mentiroso”.
Se puede discrepar con Netanyahu por cierto en muchas cosas. Se le puede criticar con fuerza. Pero en su discurso no dijo ni una mentira. Su narrativa del conflicto fue exacta.
Si bien tiene razón el periodista Gideon Levy de “Haaretz” –acérrimo crítico de la política israelí con los palestinos- al comentar que dijo “presencia israelí” en lugar de “ocupación” (en Cisjordania-Judea y Samaria) y que usó las palabras “población palestina” en lugar de “pueblo palestino”, hasta él vio una buena señal en el discurso del Primer Ministro. Decir que la “presencia israelí” (ocupación) en los territorios en disputa es una consecuencia del conflicto y no la razón de su origen, recordar que fue la negativa árabe a aceptar a Israel lo que llevó a guerras, y no al revés, es decir la verdad.
El problema de fondo, al parecer, está reflejado en una frase que apareció en el editorial del diario oficial sirio “Tishrin” al día siguiente del discurso: “Los israelíes siempre se presentan como víctimas, aunque son los agresores”.
La única explicación lógica de esa ecuación, según la cual los árabes realmente creen que Israel es el agresor y ellos las víctimas, sería lo que hace tiempo parece evidente: que ven en la existencia misma de Israel, un abierto desafío, una agresión.
El domingo por la noche, una hora después de finalizado el discurso de Netanyahu, participamos en una rueda de prensa telefónica con el Dr. Mustafa Barghouti, ex candidato presidencial palestino, jefe del movimiento Iniciativa Nacional Palestina, con sede en Ramallah. Tras escuchar sus varios razonamientos sobre por qué había sido “terrible” el discurso de Netanyahu, se habló de los problemas de fondo. Preguntamos a Barghouti si considera que fue un error que en 1947 los árabes rechazaron la resolución de la ONU que recomendaba la partición de la tierra en “un estado árabe y un estado judío”.
“Si, sin duda”, respondió de inmediato. “Pero en ese entonces, no teníamos nuestro propio liderazgo”-agregó. Pensamos que se olvidaba del Mufti pro nazi Hajj Amin el Husseini.....pero no se lo dijimos.¿Y hoy? ¿Tampoco tienen un liderazgo que los guíe por buen camino?
En julio del 2000, en la cumbre de Camp David, Yasser Arafat dijo “no” a las propuestas sin precedentes del Premier israelí Ehud Barak. Se perdió otra oportunidad de crear poco después el estado palestino. Pocos meses después, estalló la segunda intifada, que significó un serio retroceso en las relaciones y en la situación general de los palestinos. Perdieron territorios que ya tenían en su poder, los habitantes de Gaza que salían diariamente a trabajar en Israel se toparon con un cierre que se agudizó con los cohetes lanzados desde enero del 2001....
Ahora, hay quienes amenazan con una tercera intifada. Israel perdería con ello, sin duda alguna. Pero también los palestinos , que se alejarían más aún de la solución que necesitan.
¿Dónde están sus grandes amigos en el mundo?¿No hay nadie que se levante alarmado a advertirles que no cometan ese error?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario