Estimado Juan Luis,
En esta ocasión, te escribo en tu condición de Presidente de El País, y en la mía de Presidente de Acción y Comunicación para Oriente Medio – ACOM, una ONG dedicada a la concordia en esa parte del mundo.
Me permito molestarte por un artículo publicado en tu diario hace unos días: “El juez Goldstone”, firmado por Ilan Pappé
Rebatir todas las inexactitudes que emponzoñan el artículo es laborioso, pero no difícil. Dos de nuestros colaboradores han aportado datos y detalles al respecto a la Defensora del Lector de El País:
No obstante, tener que estar a la defensiva ante un resentido furibundo del auto-odio como Pappé es una posición incómoda, como lo es contestar con argumentos racionales a cualquier freak.
En este caso, me permito hacer responsable a quien lo publica.
Afrontémoslo: lo que resulta atractivo a los medios de este autor no es su estatura académica de profesor de tercera, ni sus ideas extravagantes, ampliamente compartidas por antisemitas, antisistemas y yihadistas, ninguno de los cuales suelen encontrar cabida en la páginas de tu periódico. Lo que hace publicable a este individuo es, precisamente, lo que lo debería convertir en impublicable: es una caricatura, uno que se pasó de frenada, como el español aquel apologeta del régimen de Corea del Norte. Apto para un reportaje de dominical sobre rayados y un lugar en la feria junto a la mujer barbuda. Pero no digno de ser legitimado como articulista, codeándose con firmas serias, en una publicación internacional de referencia.
El País difunde sus ideas en un lugar prominente. En este caso, mucho más prominente que el que mereció la noticia de la "caida del caballo camino de Damasco" del tonto útil de Goldstone en el Washington Post al que se refiere. Como si con elloesa cabecera tuviera que buscar un equilibrio imposible e innecesario a firmas de la calidad intelectual y periodística de Bernard Henri Lévy, por cuyos artículos os felicito.
Sabemos que en Israel se piensa de todo. Y se publica aún más. Y que hay una amplísima libertad académica. No mucha gente en España comprende la diversidad de esa sociedad, a la que pocas lecciones de pluralismo podemos dar. Creo que tú eres una de esas personas. Por eso sabrás calibrar qué grado de extremista tiene que ser un profesor, qué ideas debe defender, para que alumnos y claustro de una universidad en Israel, una de las más escoradas a la izquierda, le insten a abandonarla. Ese es Ilan Pappé
Como no podríamos esperar que Haaretz cobijara en sus páginas a cualquier compatriota nuestro que justificase a ETA y considerase al estado español un régimen genocida, ni que el New York Times ofreciese su espacio con regularidad a un profesor de alguna oscura universidad con teorías delirantes sobre complots judíos en los atentados islamistas del 11M, los seguidores y amigos del diario El País no echarían de menos la malintencionada desmesura y la deshonestidad militante de Pappé, si El País dejara de publicar sus disparatados artículos.
Agradeciendo tu tiempo, recibe un cordial saludo.
Angel Mas