lunes, 5 de abril de 2010

B-H Lévy, Obama, los judíos e Israel

En este caso no estoy de acuerdo con Bernard-Henri Lévy pero como respeto su opinión, y la he usado de ejemplo muchas veces, pues ahí va.

Yo, como B-H L, no creo que Obama sea anti-semita. Tiene suficientes amigos y colaboradores judíos como para que eso sea imposible. Pero está claro que durante años siguió a un pastor radical, con ideas y posicionamientos anti-semitas. Y nunca levantó la voz. Esas ideas no le debían producir un rechazo suficiente como para tomar el paso más fácil del mundo: cambiarse de "parroquia".

No creo tampoco que Obama sea anti-israelí. Pero, definitivamente, no es tampoco amigo de Israel. Si hubiese que destacarle una "amistad" es por el Islam. Obama ha hecho su mayor apuesta ideológica de política exterior en la aproximación al mundo musulmán, desde su discurso en la universidad de El Cairo. Hay notas en ese discurso que nos aclaran que es algo más personal que una aproximación estratégica diferente para proteger los intereses americanos.

Yo he llegado a la conclusión que Obama cree en pocas cosas. Ha sido suficientemente maleable para navegar las procelosas aguas de la política norteamericana y derivar desde sus inicios de organizador social con un perfil muy izquierdista, hasta presentarse hoy como un moderado, a base de decirle a cada uno lo que quiere oir. Pero basarnos en ese tipo de declaraciones ad hoc para concluir que Obama se inspira profundamente en el ideal sionista y que es un amigo leal, es de un voluntarismo por parte de B-H L bastante pueril.

Y cuando Obama actúa llevado por su rémora ideológica, las pocas o muchas cosas en que todavía crea, lo que le sale son posicionamientos bastante sectarios y nada centristas. Pero, seamos honestos, en esto no está Obama sólo, y también hay muchos en Israel, y judíos por ahí, que no buscan una amistad de igual a igual con los americanos (eso  implicaría que estos se tuvieran que tragar negativas y alguna que otra verdad de vez en cuando, no sólo los israelíes), sino que aceptan el papel tutelador de EEUU sobre Israel. Eso sí, sólo cuando en EEUU gobiernan los progres.

Lo que les sale a Obama y todos ellos no es, por tanto, anti-semitismo, ni anti-israelismo, sino esa profunda convicción de superioridad moral de la izquierda y su manido atajo intelectual de "blame Israel (or America, or the West) first"

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