by Angel Mas
El problema del fascismo es que tiende a tomar raíces en los lugares con más concentración de cobardes (o acobardados: el acobardado es un cobarde que nunca antes había sido expuesto como tal, lo era en el armario, como el racista que lo es, pero no lo expresa porque nunca se ha encontrado con un negro).
Los tibios son los peores de entre los acobardados. Los de la paz es el camino... más corto al matadero. La tibieza del sumiso, da alas, como el Red Bull, a los bravucones sanguinarios. No la confunden, sino que la reconocen como debilidad. Y de paso, apunta el dedo delator, pone la diana a los que se mantienen en pie. Ellos, desde debajo de la mesa, gritan, "a mí no, a mí no, a ese. Yo soy un borrego obediente".
¿Para qué hablar de los fascistas? ¿De su tergiversación de hechos y palabras, de su cinismo, de su matonería? Prefiero hablar de los cobardes. Todos los que no se fueron con la masa a partir la puerta de aquel nido de víboras.
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