Hoy voy a hablar de un tonto. El mejor ejemplo de cómo un hombre que se supone sabio puede ser un completo idiota. Escribe este señor en El País una hagiografía del que suponemos es su idolatrado amigo, el juez español Baltasar Garzón. Pero, al hacerlo, mezcla churras con merinas, hace juicios de valor arriesgados (las motivaciones de los compañeros del juez) y se involucra en temas que desconoce y no le conciernen. Al hacerlo, y tomar partido, recordando su puesto como representante de una "autoridad" judía, se extralimita y nos afecta a todos.
El rabino no alcanza a comprender que, independientemente de su trayectoria anterior, si el Tribunal Supremo concluye que un juez ha prevaricado, este sufrirá graves consecuencias, sin tomar en consideración las odiosas analogías que pretendan presentar a alguien como poco menos que un caza nazis, cuando no lo es.
Ni que, en un Estado de Derecho, es inadmisible intentar presionar la deliberación de un asunto subjudice, mucho menos poner en duda o enmendar la plana a nuestro Tribunal Supremo o al Consejo General del Poder Judicial; por muy imperfectos que sean, el modelo parece mejor que otro tercermundista en el que esos organos decidieran en función de lo que los amigos del encausado escribieran en los periódicos.
No me imagino a un rabino prestigioso español inmiscuyéndose en un tema muy sensible político-judicial ruso, con un juego de poder y crisis institucional de por medio, escribiendo un artículo en la prensa local como parte de un debate enconado y sectario. Al menos, no sin consultar con la comunidad local, informarse bien y adoptar una posición moderada y no beligerante.
Pincha Goldschmidtz al no saber distinguir que en nuestra guerra hubo dos bandos, no sólo víctimas y verdugos como en el Gulag. Pero eso es lo de menos. Como también lo es, y no comprendo los motivos, que este hombre defienda principios de jurisdicción extraterritorial que, precisamente, algunos de los amigos de Garzón en la Audiencia Nacional han intentado aplicar contra miembros del ejecutivo israelí y mandos del Tzahal, tergiversando el verdadero espíritu de la ley que protege contra el genocidio y crímenes contra la humanidad.
Pero os voy a decir lo verdaderamente lamentable: el rabino Goldschmidt, por muy Presidente de la Conferencia de Rabinos Europeos que sea, banaliza la Shoá poniendo en equivalencia y comparando sus consecuencias con las de la represión franquista después de la Guerra Civil. Lo que fuera la salvajada que pasó aquí antes de la guerra con unos, durante la guerra con todos, y después de la guerra con los otros, no fue la aniquilación premeditada, sistemática e industrial de un pueblo.
Imaginad lo que nos ofendería que los franquistas hablaran del "holocausto republicano" y los republicanos hablaran del "holocausto franquista". Eso es lo que ha hecho el rabino, y para defender a su amigo no eran en absoluto necesarios, ni apropiados, este tipo de símiles. El Presidente de la Conferencia de Rabinos Europeos no deja huérfanos para denunciar la prostitución de la memoria inequiparable de la Shoá, algo que tan comúnmente sucede en nuestro país, en muchos casos con mala fe.
Cuando autoridades religiosas musulmanas o cristianas dicen estupideces, aquí estamos para denunciarlo. Hoy tenemos ante nosotros al paradigmático tonto judío.
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2 comentarios:
Creo que extralimitarse no es expresar una opinión de manera comedida y respetuosa. Extramilitarse es, más bien, expresar una opinión despreciando e insultando. Por ejemplo, empezar a exponerla diciendo: “Hoy voy a hablar de un tonto”, y luego añadir que se trata de un “completo idiota”. Verdaderamente decepcionante. Adiós.
Yo en mi blog hablo para mis amigos y quien me quiera leer. No hablo en representación de la empresa para la que trabajo, ni de las organizaciones a las que pertenezco. Además, no hablo desde la atalaya moral que me daría ser un líder espiritual. Ni intento hablar de temas que desconozco. Seguro que en la Torah hay trescientas mil citas que previenen contra este tipo de comportamientos que el rabino ha cometido, pero tampoco conozco la Torah como para citarla, así que me abstengo. Pero el rabino la debería conocer. Eso, ponerse en esa situación, y ponernos a los demás al presentarse como un representante de una fe y una comunidad, lo hace un tonto y un idiota, explicando por qué. A los que banalizan la Shoa con mala fe les llamo algo peor. Y no empiezo con ellos mis escritos de un modo nada comedido. Si tú lo haces, a lo mejor eres más virtuoso que yo. O a lo mejor no. Hasta luego
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