sábado, 5 de septiembre de 2009

de Porisrael.org


DIALOGO CON UNA MUJER LUCHADORA, LA DRA. SOHEIR ASSADY , DEL HOSPITAL RAMBAM DE HAIFA.



Ana Jerozolimski

Semanario Hebreo. Uruguay



Desde mayo de este año, el Departamento de Nefrología del Hospital Rambam en la ciudad norteña israelí de Haifa, está dirigido por la Dra. Soheir Assady (43), residente en Nazaret,. la primera ciudadana árabe musulmana de Israel que llega a esta posición. Y a los pocos minutos de hablar con ella, que nos recibió con una sonrisa y mucha energía en su oficina, es fácil comprender por qué logró cumplir su sueño.





P: ¿Qué significado tiene para usted estar en esta posición, Jefa de Departamento en uno de los hospitales más importantes de Israel?

R: Me da más energía todavía. Claro que me dio mucha alegría que me hayan nombrado para este cargo, porque es por supuesto un reconocimiento, al fin, al rol de la mujer también en la medicina. En realidad, quizás sea un poco injusto decirlo, ya que en el hospital Rambam hay otras cinco mujeres Jefas de Departamento y otras once como directoras de Unidades , hay una Directora administrativa y de hecho el 30% de los médicos, son médicas mujeres. Así que realmente puedo decir que estoy orgullosa del Rambam por todo ésto.



P: Pero usted vino del Hadassa de Jerusalem ¿verdad?

R: Así es, yo estudié en Hadassa Ein Kerem, hice allí el stage, y luego, en 1993, me sumé a la familia del Rambam, primero en mi especialización, luego en el departamento de Nefrología y después ya como médica “senior”.



P: Me gustó ese uso del término “la familia Rambam”, porque realmente irradia orgullo por el lugar en el que trabaja..

R: ¡Sin duda! Yo no hice una investigación detallada de la situación en todos los hospitales de Israel, pero creo que los porcentajes que mencioné son sin duda de los mejores de Israel.



P: ¿Por qué? ¿Se trata de una política de “discriminación” intencional, para corregir faltas en favor de las mujeres, o simplemente llegaron aquí muchas mujeres de gran capacidad?

R: Creo que simplemente llegaron mujeres de gran capacidad , pero ello se combina con gente que toma las decisiones correctas.



P: Todo va junto, claro está....O sea que si una mujer es buena, va a avanzar ..

R: Seguro. Claro que la mujer que quiere progresar tiene que tener ciertas condiciones , cumplir ciertos requisitos profesionales. Pero si los tiene, progresará.



P: ¿Y cuáles son esos requisitos? ¿Qué tiene usted, en su opinión, que le permitió llegar a su posición actual?

R: Me es un poco difícil hablar de mi misma. Lo primero es trabajar seriamente, en forma constante. Para mi, nada está sobreentendido. Cuando me fijo una meta, hago lo máximo para alcanzarla. Dedicación, abnegación por el trabajo, muchas horas de trabajo, mucho estudio por cierto. Y creo que la base es amar la profesión. Además, me interesa. Si uno no se aburre, trabaja más. Todo esto, combinado con mucha energía, curiosidad, trabajo intenso..Y al final, hay resultados.



P: Antes de comenzar a grabar la entrevista, cuando comentábamos en términos generales sobre su nombramiento, me dijo que colegas de Colombia a los que conoció en un congreso, le dijeron que sabían que usted llegaría a ésto. Lo que me interesaría saber es si también usted lo sabía....

R: Creo que se dio en el momento apropiado, en las condiciones justas. Yo sigo trabajando en el departamento en el que crecí y realmente todos pasamos aquí más horas de las que pasamos en casa. Creo que puedo decir con seguridad que los médicos con los que trabajé fueron mis maestros. Ellos me dieron todas las herramientas necesarias para llegar a este punto. Mi antecesor en el cargo me enseñó buena nefrología pero también buena investigación. Era un orgullo trabajar con él ya que uno quiere ser bueno entre buenos. Yo no acepté el cargo de jefa de Departamento por el cargo mismo sino por el contenido . Ser la directora en el departamento en el que yo crecí, es algo especial. No sé si habría corrido a aceptarlo si me lo hubieran ofrecido en otro hospital. Aquí, para mi, es continuar el trabajo de mis antecesores.



P: Y aquí los vemos en la foto, con el Rambam de fondo..

R: Es verdad, yo los llamo “la dinastía de nefrología”.



P: Dr. Assady, se le oye feliz con su progreso...¿Hacia dónde se sigue avanzando luego de ser jefa de departamento?

R: Quiero avanzar en mi investigación .Me resulta muy importante. Quiero progresar en la jerarquía académica .además por cierto del progreso del Departamento mismo que ahora encabezo. En la investigación me concentro más que nada en el tema de mecanismos moleculares en la fisiología del riñón. Estamos al comienzo de esta investigación. Espero que obtenga buenos resultados.



P: Me da la impresión de que nefrología es menos “noticioso” que oncología o cardiología, que temas relacionados a nefrología es menos probable que ocupen titulares en la prensa....¿Me equivoco?

R: Yo creo que nefrología es considerado una profesión muy difícil que no todos comprenden. Creo que debemos recordar que la mayor parte de las grandes enfermedades pueden influir sobre el riñón. Es un órgano clave que puede reflejar muchas otras enfermedades. El riñón mantiene el equilibrio del cuerpo, en muchos niveles. Es un ámbito muy amplio . Hay nefrología clínica, estudio de la influencia de la presión arterial y de la diabetes sobre el riñón. Está todo el tema de los electrolitos en el cuerpo, las sales, el equilibrio del cuerpo...el riñón hace todo eso. Cuando en el departamento de medicina interna y en oncología lidian con complicaciones que influyen sobre el riñón, los nefrólogos entran en escena, como enviados de un “supra departamento” que ayuda a todos.



P: Dr. Soheir, yo la estoy entrevistando porque usted llegó a este cargo especial, pero también porque es la primera mujer árabe israelí musulmana que llega a esta posición. ¿Ese es entonces un logro extra?

R: En realidad nunca me consideré diferente de un hombre por ser mujer, como en una carrera para alcanzar al hombre . Siempre di lo máximo de mi misma, ante todo, como ser humano. Claro está que el interés público de los medios es porque es la primera vez que una mujer árabe llega en Israel a esta posición. Y es un motivo de orgullo por cierto. Estoy segura que hay hombres árabes que también tuvieron logros así, tanto aquí como en otros hospitales, pero puede que a veces a una mujer le cueste más. Pero en mi caso personal, mi carrera no era porque pensaba que tengo que alcanzar al hombre o porque como árabe tenía que mostrar algo más. Lo hice como persona, porque quería dar de mi misma y llegar a lo que creía que podía hacer.



P: ¿De dónde viene ese ímpetu?

R: De mi casa, de una familia en la que se brinda mucho, de servicio. Mi padre es jurista, fue abogado y luego juez, mi madre trabajó de maestra y creo que de ella me viene el amor por la enseñanza a los estudiantes. La educación viene de la casa. Somos dos hermanas y un hermano..



P: La familia musulmana moderna, menos hijos...

R: Ese es el promedio en las familias árabes en Israel. Es que cuando uno quiere enseñar y educar, no se puede tener una familia enorme. Aunque en realidad, si recuerdo a mi abuelo, de bendita memoria, él tenía cuatro hijos y cinco hijas, pero se preocupó de que sus hijos estudien. Mi tía, o sea una de sus hijas, fue la primera enfermera en la población árabe. Es algo que viene pues de la otra generación. Es una conciencia de servicio a la sociedad, sin esperar la recompensa .- Viene de la casa, de los maestros que me enseñaron en la escuela, de la universidad y luego aquí, del hospital. Cuando el ambiente es enriquecedor, el resultado es bueno.

Pero hay que trabajar para conseguir las cosas, no tomar nada como sobreentendido. Y creo que no hay que aprovechar el hecho que uno es miembro de una minoría, la árabe en mi caso, o si una es mujer, para recibir facilidades. No, no estoy de acuerdo con eso. Sé que hay otras mujeres en el hospital que me ven ahora como modelo a imitar, pero yo sé que no tengo nada especial sino que soy fiel a mi enfoque y a mi trabajo. No hay otra receta más allá del estudio constante, el trabajo duro y el permanente esfuerzo de superación. Y claro que hay que dedicarse mucho a los pacientes. Además, no hay que guardarse secretos sino compartir con los colegas lo que uno sabe y aprende. Si todos compartimos los conocimientos, estaremos sirviendo a nuestros pacientes, y cumpliendo así el sagrado juramento hipocrático.



P: Usted me dice que su esfuerzo fue como persona, como profesional decidida a hacer lo máximo para cumplir su meta. ¿Pero era consciente de que quizás habría otra guerra de fondo, como mujer, como árabe y como musulmana? Es que en esta parte de la sociedad, no parece claro de antemano que se llega a este punto...



R: En mi familia sí ha habido ejemplos de que se puede, y mucho. Pero además, no me importaba la posición en sí, sino la posibilidad, estando en este punto, de dar otra cosa. Soy consciente de que esto es un logro especial, porque soy la primera, pero yo , en lo personal, nunca pensé en esos términos.

Cuando en el liceo estudiaba en la corriente de física y matemática, no competía con los hombres . No entraba en mis consideraciones mi sexo o mi afiliación sectorial. Estoy segura de que si una mujer es buena, podrá avanzar. También una mujer judía tiene su guerra que librar. En la sociedad israelí hay mujeres que avanzan en muchos ámbitos, pero hay sectores en los que son menos. Hay todavía puertas que abrir. Ya he visto claramente en congresos internacionales, hablando inclusive con médicas de Estados Unidos, que hay problemas universales. No se trata de los árabes acá o algo así, sino de temas generales en los que todavía se puede avanzar.



P: Dr. Soher, en medio de los conflictos que son el pan de cada día en Israel, una de las perlas es sin duda la situación en los hospitales, en los que se ve tanto entre los médicos como entre los pacientes, a judíos y árabes juntos, como si las tensiones no existieran. ¿Cómo lo vive usted de adentro?

R: Ante todo, cuando uno entra a un hospital, la situación es muy especial. En realidad, en todo el norte de Israel, la convivencia entre árabes y judíos, es muy estrecha. El punto más singular, sin duda, es el trabajo conjunto en los hospitales, ya que aquí adentro, no hay diferencias por religión, raza, fe, nada. Tratamos a los pacientes sin que importe de dónde vienen o qué piensa.

Claro que el mundo no es perfecto. No puedo construir un mundo perfecto pero es indudable que si uno quiere salvar las diferencias entre los pueblos, sea en Israel o en otros sitios, eso se hacer mediante el conocimiento directo entre la gente. Cuando uno se conoce se puede alentar el acercamiento y hallar lo que nos une, que es más que lo que nos separa. El amor entre la gente logra más que otras cosas. Si hago una lista de mis mejores amigas, sin duda que habrá allí el mismo número de judías que de árabes. No es un sueño. Es mi realidad.



Foto del grupo:

“La dinastía de nefrología”, a la entrada del Rambam.(archivo adjunto)



Dr. Assady: “Está aquí el Profesor Ori Better , de nombre mundial. Bajo su dirección fue el primer transplante de riñón en Israel. A su lado está el Profesor Karl Skorecki, el director anterior, mi maestro. Su paciencia y su aliento, me infundió amor a la nefrología, a la investigación, a los enfermos y a la enseñanza a los estudiantes. Lamentablemente pasó a la Dirección del Rambam. Yo habría preferido que permanezca en Nefrología. También está aquí mi colega el Dr.Ramadan, dirigiendo el departamento durante tres años, entre la partida de Skorecki y mi entrada. Sigue trabajando aquí, como director de la Unidad de Transplantes”.

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Dedicación, constancia, perseverancia ...ingredientes claves para el éxito.



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