domingo, 11 de octubre de 2009

Solidaridad con George Chaya, un intelectual valiente que expresa una visión clara y profunda de los avatares del Líbano. Y por eso es amenazado

http://www.georgechaya.org/lahipocresia.htm

Respuesta publica a las amenazas recibidas en relación al articulo publicado en Diario de América, Miami, FL, USA el 24/09/2009

Por sus frutos los conoceréis


Por George Chaya www.georgechaya.org

05/10/2009

Sucede a menudo, en cada oportunidad que escribo un articulo sobre el Líbano como en mi columna titulada Democracia o sucesión genética y feudal (1) publicada en Diario de América días pasados. Lógicamente, no espero que los libaneses o descendientes compartan todos los elementos de mi diagnóstico. Tampoco escribo ni ejerzo mi profesión para hacer amigos, sino para expresar un punto de vista que colabore a construir democracia y ciudadanía. No pretendo, dicho sea de paso, que todos los lectores coincidan al cien por cien con los argumentos que expongo. El objetivo es simplemente señalar lo que a mi juicio conforma una serie de problemas sin resolver en la política libanesa, indicar sus posibles causas y, al mismo tiempo, apuntar algunas soluciones, todo ello de forma constructiva, equilibrada y sin ánimo dogmático.

Como académico estoy acostumbrado a recibir todo tipo de críticas, y considero lógico y natural que mis argumentos sean analizados con el mismo rigor histórico, ético e intelectual que empleo. Por eso llama la atención el tenor de los mensajes recibidos en respuesta al mencionado articulo donde no solo se me descalifica personalmente negándome la legitimidad de la critica y análisis de la política libanesa, sino que se me acusa de carencia de rigor, escasez de conocimientos sobre la materia, unilateralidad, sesgado y delirante en mi articulo.


Huelga recordar que en una democracia no es el poder el que establece las credenciales de quienes han de criticar, ni pueden elegir a aquellos que pueden hacerlo y a los que no. Va de suyo que en la contienda ideológica la verdad que enarbola un sector político sea el punto de partida de los debates, pero en un debate de ideas las reglas del juego son otras: no sólo se da por hecho que nadie está en posesión de toda la verdad, sino que se entiende que ésta sólo pueda ser (parcialmente) alcanzada mediante el contraste sucesivo de datos y argumentos razonados.

Pero mas allá de confesar mí desencanto por tanta muestra de ignorancia, resentimiento y odio subyacente de esos pre-capitalistas, primitivos, codiciosos y brutos que se constituyen en bandas cibernéticas de 8 o 10 infradotados con sueños de “Gestapolizei electrónica" y deciden así librar su guerra santa desde IP’s y servidores ya identificados . No tengan ellos la menor duda que seguiré escribiendo lo que en derecho de mi libertad de pensamiento y expresión como analista y periodista independiente me corresponde. Sus amenazas ratifican que estoy en el camino correcto. Cuando los ataques provienen de quienes se constituyen en defensores de integristas aliados a las izquierdistas y de fascistas de ultra derecha, quiere decir que no se marcha por el lugar equivocado. Antes me descalificaban los primeros, ahora también son las derechas las que se ponen agrias. No cabe duda son tan fascistas unos como otros. Unos defienden a yihadistas y a regímenes del tipo castro-chavistas en América Latina, para ellos es lo mismo Irán, Somalia, Afganistán, Ecuador, Venezuela, Bolivia y Cuba. Para otros los es Irak, Saudi Arabia, Pakistán o el Tercer Reich, ¡y cuidado! para estos energúmenos esta prohibida la critica a las religiones. Estas mentes limitadas y ganadas por el odio no entienden que conozco, respeto y hago la diferencia entre los buenos fieles musulmanes y cristianos que profesan su religión en paz en Líbano, en el mundo árabe y fuera de el.

Como sea; lo que me ha llevado a escribir este artículo y solicito al lector que por esta vez me dispense, es que creo no haber escrito con todas las palabras lo que debió ser dicho. Los sucesos que se derivan de este Líbano actual forman parte de un país empeñado en marchar directo al borde del acantilado y donde la dirigencia política diariamente envía mensajes de su inclinación al suicidio colectivo. Por tanto, utilizare esta columna de mi website para dejar muy claro lo que pienso y lo que ha quedado por decir en mi anterior articulo, me refiero al que levanto tanto histeriqueo entre los fascistas y antidemocráticos de América Latina.

Las acciones de Saad Hariri no solo han sido vergonzosas, han trascendido la vergüenza para ser indignas e impresentables. En su ineptitud utilizo todas las herramientas que se pueda uno imaginar, pero no pudo con su inexperiencia política y fracasó, como era lógico. En su cobardía, intento las bravuconadas del impotente con frases tan añejas como falaces y discursos obsoletos que en el pasado eran utilizados por los que estimulan la cultura de la muerte y la destrucción del Líbano para devolverlo a los horrores de los últimos 40 años. Los que sostengan lo contrario lisa y llanamente son mentirosos, algunos de los cuales hasta cobra salario por mentir, los que no, son ignorantes e idiotas útiles irrecuperables. El ridículo mayor de Hariri fue que para congraciarse con Hezbollah, amenazo a Israel con incluir dentro de su gobierno a ministros del grupo, pero como era de esperar, acabo traicionado por los delfines de Irán y Siria. Si el escenario libanés no fuera tan dramático las acciones políticas de este majadero con aires de niño rico serian para partirse de risa. Desde el crimen brutal de su progenitor, el ex PM Rafik Hariri, algo que Saad parece haber olvidado al convocar a quienes están sospechados de asesinarlo a conformar un gobierno de unidad nacional han pasado nada mas que 4 años, en Líbano parece que fueran 50 y para la comunidad internacional pareciera formar parte de un hecho acaecido en el siglo XVIII. Pero no, ese crimen ignominioso sucedió el día de San Valentín en febrero del 2005.

Los comentarios recibidos sobre mi articulo respecto del Líbano no solo han sido agresivos y amenazantes, sino de manifiesta ignorancia, fanatismo y vulgaridad, de modo que si el lector me dispensa me permitiré usar un término receptado por la Real Academia Española
. Y bien vale como respuesta para aquellos agentes del odio y el mal gusto, aquellos que conceptualizan a todo el que piensa diferente como enemigo.

No voy a responder con un artículo utilizando mi columna semanal de Diario de América a tanta estupidez y violencia de los ignorantes que piensan que desde la barricada de un teclado pueden descargar su odio sin ser detectados en sus servidores, ordenadores, ciudades, domicilios e IP’s, algo que la tecnología le permite establecer a la justicia en menos de tres minutos. Solo me ratificare con mayor claridad y espero definitivamente hacerlo en este escrito. Por caso, no me dirigiré a ellos, sino al lector.

¿Como llamaría usted a los que matan, a los que ordenan las muertes de aquellos que tienen distinto color de piel, ideas diferentes o profesan otro credo religioso? Sin ninguna duda: hijos de puta. Aquellos que financian, felicitan y apañan las acciones criminales del terrorismo son hijos de puta a tiempo completo.

A los dirigentes políticos que destruyeron cualquier simpatía por el Líbano en el plano internacional, a esos que evaporaron toda esperanza y avergonzaron al pueblo libanés cuando brindaron recibimiento de héroe nacional a un asesino de niños como Samir Kuntar, liberado por los israelíes en canje por los ataúdes de dos de sus soldados; a ese criminal que reventó contra una roca el cráneo de una niña judía que a sus 4 años de vida no creo que fuera un combatiente. ¿Como debe llamárselos? No cabe duda: son hijos de puta con balcones a la calle.

Hijos de puta los que silencian y que aun enaltecen las acciones de mayo de 2008 donde se asesino en las calles de Beirut a ochenta y nueve ciudadanos inocentes durante los choques armados entre los leales a Hariri y sus oponentes en su guerra feudal por apoderarse de la capital. Hijos de puta legalmente autorizados aquellos magistrados y jueces que debían impartir justicia en Líbano, que sabiendo dónde estaban y quienes fueron, no hicieron nada para perseguir legalmente y someter a la justicia a los asesinos. Al fin y al cabo, no está bien perseguir a los nuestros, ese es el razonamiento de los hijos de puta ilustrados.

Hijos de puta, los que vuelan a treinta mil pies de altura en sus aviones privados de Oriente a Occidente y vice-versa llevando en sus maletines propuestas de paz que no valen el papel en el que son escritos ni la tinta con que son firmados mientras la gente inocente sigue muriendo en guerras que libran los fanáticos que matan lo que sea que no piense como ellos.

Así mismo y para ser equitativo, hijos de puta también aquellos hipócritas que se valen de la Cruz de Cristo ante tanta mentira inocultable. La Iglesia cristiana ha dado cientos de mártires en Líbano y cuenta con sacerdotes que muy bien cumplen su función y vocación pastoral. Pero también con un gran número de curas sátrapas, y fieles a los que llamar hijos de puta por sus acciones y manifiesta maldad trasciende la frontera de cualquier definición de la misericordia y el perdón cristiano.

Hijos de puta los mafiosos del narcoterrorismo que subvencionan con su dinero mal habido a los asesinos, que no son otra cosa que mano de obra de una fabrica dedicada a producir y derramar sangre. Hijos de puta con mayúsculas los gobiernos que han utilizado y obligado al Líbano a ser el frente no-oficial de la guerra árabe contra Israel los últimos 40 años, guerra que ellos, como cobardes jamás libraron y cuando lo hicieron debieron arrastrar cuatro veces sus sucios traseros en la arena, desde el Cairo hasta Amman y de Bagdad hasta Damasco. Hasta donde se, los judíos siguen viviendo y progresando en su estado democrático y no fueron echados al mar como los dictadores árabes prometieron a sus anestesiados y reprimidos pueblos cada vez mas sumidos en la pobreza y la desesperanza.

¿Como debe llamarse? a quienes redujeron a los ciudadanos libaneses a ser los habitantes de un país que vive en el limbo de no a la paz y no a la guerra; en un territorio sin ley y sin estado, donde la ley es del que tiene las armas y los ciudadanos no tienen decisión ni voz propia y viven gobernados por mercaderes del engaño y la hipocresía. Sin ninguna duda: son vanidosos hijos de puta. A los que se ofrecen a mediar en negociaciones insoportables para la dignidad de un Estado de derecho que ha sido secuestrado por una ideología decadente y de imposible convivencia.

A los mentores de la falaz alianza de civilizaciones, estos ignorantes que no saben que solo existe una civilizacion, y es la "humana", lo demas son culturas que deben respetarse, pero no aliarse. A la actual política exterior norteamericana y sus representantes que la retrotraen a lo conocido en la era un ex presidente estadounidense “productor de cacahuates” -hoy vendido a los petrodólares del Golfo- y un prócer para el hall de la fama si de hijos de puta se trata. Todo lo que ellos dicen y hacen resultara en una inútil pérdida de tiempo y vidas humanas. La ONU, la Comunidad Europea, la Liga Árabe y el falso interés de todos estos organismos internacionales por la estabilidad y la democracia del Líbano y la paz regional. Ellos piensan ridículamente que lograran convencer a los terroristas para que dejen de ser hijos de puta a tiempo completo y al menos lo hagan part time.

¡Y como no!, entre tanto hijo de puta ilustre en el mundo, sería injusto no mencionar al ministro de Justicia de Escocia, el señor Kerry Mac Askill, quien autorizó la puesta en libertad del terrorista libio Abdelbaset Ali Al-Megrahi, que había sido condenado a un mínimo de 27 años de cárcel en 2001 y se encontraba en la prisión de Greenock en la ciudad escocesa de Glasgow. Es un acto de justicia mencionar también los gobernantes de la Gran Bretaña actual quienes mercadearon la muerte de las 280 personas que Al-Megrahi asesinó al colocar la bomba en el Vuelo 103 de Pan American (2) que estalló en el aire sobre Lockerbie en diciembre de 1988. El gobierno ingles se burló de ese modo del dolor infinito de esas familias al poner en libertad al terrorista y comprobado autor de la masacre que aniquilo los sueños de esos 280 seres humanos a cambio de jugosos contratos petroleros con el dictador, asesino, e hijo de puta con carácter retroactivo de Muammar Ghadafi.

Hijos de puta los que no hablan claro y explican ¿por qué el Líbano va ser el último país árabe en firmar la paz con Israel? ¿Será porque no pueden tomar sus propias decisiones hasta que sus hermanos árabes se lo ordenen? Consuetudinarios hijos de puta, aquellos que después de haber incendiado tierra, ríos y montañas durante 40 años de guerra en su pretensión absurda de resistencia y liberación, continúan con la destrucción de la economía y la tecnología del Líbano para mantener el país encadenado a falsas y obsoletas consignas de resistencia. Ellos, son los mismos que hoy pretenden crucificar de manera infame a nuestros compatriotas libaneses en el exilio por no aceptar esa barbarie con ridículas acusaciones de tratar con Israel y rotulándonos de agentes imperialistas y sionistas siempre que alguno de nosotros se atrevió a hablar con la verdad sobre quienes fueron los que han destruido el Líbano.

Y no se inquiete ni sorprenda el lector, es cierto, no es mi lenguaje habitual, pero por esta vez amerita y ya voy terminando.

Marionetas, corruptos y no menos hijos de puta, esos generales del ejercito libanés que enviaran a los jóvenes oficiales a morir como corderos bajo una generalizada y devastadora contraofensiva israelí cuando desde el sur del río Litani los "resistentes que desean retrotraernos al siglo VII" inventen nuevamente un incidente para atacar al estado de Israel como ya sucedió en Julio de 2006. No tenga el lector la menor duda que eso habrá de ocurrir en un futuro no muy lejano si alguien no pone mesura a tanta locura y decadencia. Se debe ser muy ingenuo para creer que la Resolución 1701 del CSONU es una herramienta jurídica que evitara que esto suceda, y si hay una nueva guerra, tampoco las tropas FINUL saldrán libradas de ella. Será allí cuando veamos nuevamente a los consagrados hijos de puta defensores de los falsos derechos humanos, ¡cuidado, no de todos los derechos humanos! salir presurosos y oportunos a culpar hacia fuera como es su costumbre. Así, las capitales de Europa y sus plazas se colmaran de miles de tonti-progres e inútiles socialmente irrecuperables; cuando eso suceda, ninguna persona de bien deberá creerles. Y deben ser llamados por su nombre: hijos de puta que hoy se esconden en el silencio sin justipreciar la vida de sus semejantes en Sudan o Somalia y valoran la muerte según sea la bala que mata.

Algún día, los destructores del Líbano deberán enfrentarse a sus responsabilidades, ya no ante el juicio de la historia a la que distorsionan con ignorancia, cinismo y perversidad, sino ante la justicia. Aunque lenta, la justicia llega y como alcanzó a históricos hijos de puta como Saddam Hussein o Radovan Karadzic por mencionar algunos, los mentores de la violencia y la destrucción del Líbano tendrán una cita con ella en el futuro. Y allí puede que haya alguno, entre tanto hijo de puta, que desempolve el honor y la dignidad de la culta y ancestral tierra de los Cedros para bendecir con justicia, libertad y democracia a nuestro Líbano, que sigue siendo mío, aunque no renueven mi pasaporte las autoridades consulares de ultramar vaya uno a saber por orden de que hijo de puta importante en Beirut.

Mientras tanto, los hijos de puta que amenazan, deben saber que los que pensamos diferente seguiremos escribiendo con cerebro, corazón y cojones. De ninguna manera desde un IP y domicilios de ordenadores podrán callar lo que se torna obligación y compromiso y esto es, ni mas ni menos que debatir ideas, hablar con claridad y recordar con honor y gratitud a todos y cada uno de los mártires que sacrificaron sus vidas por la libertad y la democracia del Líbano.

Ahora si, termine!



(1) http://www.georgechaya.org/genetica.htm
(2) http://en.wikipedia.org/wiki/Pan_Am_Flight_103#cite_note-Mayday-18


George Chaya is a exclusive columnist for The America's Daily

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