viernes, 16 de enero de 2009

ARCHIVES: January 12, 2009

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Martín, quisiera hacer estas reflexiones generales con todo respeto y sin personalizar.

Percibo estos días en mucha gente un intento permanente de exquisita equidistancia (”la culpa es de las dos partes, son todos terroristas…”), una posición que a la mayoría de los españoles nos ha irritado profundamente cuando se ha aplicado al terrorismo en el País Vasco… Parece que el terrorismo en otros lugares y con otras víctimas se convierte en más justificable. También nos irrita que lllamen “guerrileros”, “milicianos” y “rebeldes” a los etarras.

En una buena parte lo atribuyo a la desidia moral de la mayoría, que prefieren verdades muy cortas, ya digeridas, que quepan en una pancarta tras la que situarse, y condimentadas de imágenes convenientemente servidas por el Aquí Hay Tomate mediático.

En unos pocos, judíos, he visto una necesidad de ser aceptado, incluido en el club de “los enrollados” (el Cous Cous Clan que llama David Gistau). Parece tratarse de un afán de ganar acceso al Olimpo de los que dan el carnet de progresista, que sólo se podrá obtener previa apostasía, pública, excesiva, beligerante, de Israel, de la defensa, por muy mínimamente racional que sea, de la nación que nació para dar cobijo a esos mismos judíos. De la nación que, a pesar de todo, les dará la posibilidad de no ser el judío manso que va sin defensa al matadero, si es que a los que se intenta complacer y sus amigos barbudos llegan alguna vez a lograr sus objetivos, entre la catatonia de Occidente.

Quiero pensar que la mayoría de estos judíos que describo están guiados por un sano sentido de autocrítica. Pero debo decir que esa crítica pública, unidireccional, porque no ocurre cuando la otra parte actúa e Israel muestra autocontrol, hace el juego a la más rancia judeofobia. No me refiero a las lamentables pancartas de las manifestaciones de este fin de semana. Ahí ejemplos más sutiles:

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhh1vx9gndZA3R-MWFAIPXE0azbwlDHckbtdNUfdFWstijBXG0P-rNIdS-N7X5ybIAfxy77eVFJPDHg8xnw2XUObt3oHfRwu4FNoLfJ62VDnKONPoyhhH1y5RZz76AaSN67-BQMoGy76s_b/s1600-h/Sin+t%C3%ADtulo+-+3.jpg

La ex Consejera de Educación con Pujol, Carme Laura Gil, lo ha puesto en mejores palabras que yo,

http://blocs.mesvilaweb.cat/node/view/id/119235 

“Lo que sorprende de la reacción mediática y popular ante el grave conflicto es la identificación de Hamás con el pueblo palestino y la del pueblo israelí con la decisión de su Gobierno. En la guerra de Irak los europeos identificaron el culpable con el Presidente del Estado atacante, Bush; ahora el culpable es Israel y no Ehud Olmert, este hecho tiene una explicación que se quiere mantener oculta y unos efectos perversos.

El antisemitismo está vivo en los sentimientos de la gente: los insultos y ataques a los judíos de todos los países y sus sinagogas, la profanación de sus cementerios es una constante en Europa. El uso del nombre “pueblo palestino”, “Israel” o “los judíos” para juzgar los hechos no es inocente, nubla la visión, expande e incrementa el odio al pueblo judío”

Me extraña la seguridad de ética de Torre de Marfil de estos judíos, típicamente cultos e informados, ante el aluvión de opiniones inconfundiblemente audibles a favor de la razón que asiste a Israel en este conflicto preciso, voces de artistas como Noa, o intelectuales equilibrados, comprometidos con la paz e incluso críticos del gobierno de Israel en el pasado como Amos Oz y Avraham Yehosua

http://hebdo.nouvelobs.com/hebdo/parution/p2305/articles/a391975-.html?xtmc=yehoshua&xtcr=15

El caso de Bernard-Henry Levy, cuyo artículo copia Julián en el comentario 26 de este blog es, desde mi punto de vista, especialmente importante, porque ha conocido a la bestia Islamista, jugándose el pellejo, en Pakistán. Y porque ha denunciado, cuando tocaba, las atrocidades de dimensiones verdaderamente genocidas en rincones del mundo que no parecen interesar a nadie, como Darfur.

Corregir una posición siempre es difícil. Pero igual que estos intelectuales resistieron el impulso reflejo de culpar a Israel, me pregunto si algunas de estas referencias podrían hacer tambalear la imperturbable seguridad de los equidistantes. Aunque sólo fuera para que, cuando ese equilibrio sea verdaderamente necesario en el debate, mantuviesen un mínimo de credibilidad. Y si no es por eso, al menos como reacción a la repugnancia de aparecer codo con codo con ciertos energúmenos y carniceros manifestándose, en Madrid o en Belfast, por la paz en Gaza y contra las respuestas desproporcionadas.

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